miércoles, 30 de marzo de 2016

Mami-fit o gordi-mami?

El otro día leía un artículo sobre un cochecito de bebes especialmente diseñado para mamás "runners" y pensé "Pues vaya, tontería, otra cosa más de las modas.." Y justo, este pasado fin de semana, veo a una madre (Con un cuerpo 10, la verdad) preparándose en Madrid Rio dispuesta a correr con su bebé, que iba en ese cochecito!! 

La verdad, es que olé por ella, a mí me daría mucho miedo, por mucho que esa zona esté habilitada para corredores, pero yo, que no consigo sacarme el carnet de carro de bebé en circuito cerrado ni a la de 10, temería que a la mínima piedrecita o cualquier otro obstáculo, mi cachorro pudiese volcar.

Pero bueno, a lo que venía a hablar, es a la cantidad de información que nos meten continuamente en televisión, en publicidad, en internet.. Todo con mensajes subliminales y otros no tan sutiles que vienen a decir que tienes que estar perfecta, cuanto antes mejor, después de que des a luz a tu bebé!

Cada vez nos acostumbramos más a ver a la famosa de turno, tan solo 3 o 4 semanas después de traer al mundo a su retoño, posando o directamente en televisión con una figura espectacular, que cualquiera diría que ese cuerpo alguna vez haya alojado a un bebé. 

La verdad, es que salvo por una cuestión práctica de no querer renovar todo mi armario, nunca he tenido una prisa excesiva por recuperar la figura. Es más, desde el parto, la "situación" ha empeorado un poco, pero es que ahora mismo considero que tengo cosas más importantes que rendirle culto a mi cuerpo (Y que no me da la vida, la verdad).

Esto no es un sermoncito del tipo "Amemos las curvas, mujeres reales, bla bla.." sino sentido común.
En toda recuperación lo que afectará principalmente, entre otras cosas, es el estilo de vida, los hábitos y ante todo, la genética. Así pues, una puede estar matándose a hacer ejercicio y a comer como un pajarillo para no obtener apenas resultados. Y si encima, enciende la televisión y ve a una superescultural mujer divina de la muerte, con su maquillaje, su vestido ceñido, su culo prieto, el vientre plano, el pecho perfecto y diciendo "Uy, con la lactancia apenas me queda tiempo para mí, pero hay que aprovechar" pues, sinceramente, igual, dependiendo de cómo te pille el día, te dan ganas de tirar el mando a la tele para no volver a encenderla.

En fin, que estos temas, los considero bastante delicados, y por mucho que a veces nos dediquemos a sonreir y a saludar todo lo politicamente correcto que sepamos, no quita que a veces no deseásemos mandar a la China a determinadas personas, que desde su más puro pachorrismo te sueltan cada comentario que menudo hachazo!

Todavía recuerdo el día después de dar a luz, la habitación llena de gente y yo llena de hormonas y de amor y felicidad, cuando la querida abuela de mi pareja, nada más verme me dijo "Anda, que cómo te has quedado, todavía tienes otro dentro!"

Pues mira, debe ser el grinch, que demos gracias que aún consigo medio-aguantarlo dentro de mí, porque si un día explotase.. 

miércoles, 23 de marzo de 2016

Las hay que no queremos "conciliar" (por ahora)

El tema de la conciliación laboral está en auge. Con la incorporación de la mujer al mundo laboral hemos dado un paso adelante en ciertas cosas, y uno para atrás en otras.

Cuando me quedé embarazada, no tenía un contrato fijo, y al estar en un puesto de trabajo de riesgo tuve que decirlo en cuanto me hice la prueba, y aunque no me lo dijeron explícitamente, un mes más tarde no me renovaron por estar embarazada. 

Dada la situación, yo pensé que ya no trabajaría, pero una semana más tarde, conseguí un contrato en otro sitio, y ahí permanecí hasta 2 meses antes de dar a luz. Prometimos, ambas partes, que cuando pasase mi tiempo de maternidad, volvería y allí me contratarían de nuevo, pero yo no tenía ni idea de lo que me esperaba.

Según se acercaba la fecha, sobretodo a partir de las 10 semanas, empecé a asumir que sería incapaz de dejar a mi bebé durante 9 horas en una guardería para irme a trabajar (para que sobretodo gran parte de ese sueldo se fuese en pagar la guardería y la plaza de garaje del trabajo...) Y más aún, teniendo en cuenta que el turno que tendría sería de tarde, de 15 a 22. Totalmente inviable con una guardería.

Por lo que la conciliación en mi caso, es imposible. Pero ese no era el mayor problema. El verdadero problema es que NO QUIERO.

No quiero separarme de mi bebé, para que otra persona le cuide, le críe, le vea crecer. Estos momentos, tan mágicos y tan únicos, no se van a volver a repetir, y al fin y al cabo, enseguida empiezan el colegio, por lo que la "loca" idea de no trabajar al principio, al menos el primer año, no me parece tan descabellada.

Pero no todo el mundo opina igual, y hay quienes incluso acusan a quienes decidimos actuar así de tirar por la borda todo lo que muchas mujeres han conseguido luchando durante años. Pero es que tenemos derecho a vivir nuestra maternidad como queramos.

Y no por ello somos menos mujeres, ni unas anticuadas, ni unas mantenidas, ni flojas, ni nada de todo lo que se escucha. Esta semana, alguien se ha atrevido a asegurarme que si no vuelvo a trabajar pronto me voy a convertir en una "cateta" y que no debo creerme "mejor madre" por no trabajar y dedicarme exclusivamente a mi hijo. Cosa que además no es cierta ya que sí estoy trabajando todos los días que libra mi pareja, pero claro, hay quienes no consideran trabajo aquello que no es de lunes a viernes,

Jamás pensé que fuese a ser así. Que la maternidad pudiese cambiar tanto a alguien, o, más que cambiar, ayudar a redescubrirse a una misma. No me considero para nada mejor madre, ni mejor mujer ni nada parecido. Simplemente, mientras la situación lo permita, no veo ningún problema en alargar mi incorporación al trabajo. Al igual que si fuese al revés, y mi pareja fuese quien no tuviese un contrato fijo y yo sí, me parecería igual de válido que él se quedase en casa cuidando del peque.

Una vez más, como en todo lo que comento aquí, se trata de respeto. De evitar juzgar las situaciones de los demás, sus decisiones y en definitiva, permitir que cada uno viva su vida y su mater/paternidad como desee, acorde a sus creencias y pensamientos que no tienen por qué coincidir con los nuestros.

Porque al fin y al cabo, se trata de trabajar para vivir, y no vivir para trabajar.

lunes, 14 de marzo de 2016

Cuando te cuestionan hasta el respirar

Texto original extraido de http://www.masalladelrosaoazul.com
Hay días, como hoy, en los que ya no te queda casi ni una gotita de energía para seguir luchando. Luchando por defender tus opiniones, tus creencias, luchando por defender tu derecho a ejercer tu vida con libertad.

Ésta misma semana he leído en algún sitio que ahora no recuerdo, un artículo donde tras una encuesta, habían determinado que el recibir continuamente críticas sobre la crianza se podía considerar violencia. Es decir, al igual que se considera violencia a aquella psicológica en la que se reciben insultos, descalificaciones o amenazas entre otras cosas, se puede considerar todo acto que consiga minar la confianza de una persona. 

Y es que, no sé en otros temas, pero en cuanto a maternidad se refiere, hablando por mi propia experiencia y lo que he visto en las demás madres que me rodean (Grupos de lactancia, de juego y vecinas) parece que existe una carta blanca para recibir todo tipo de críticas desde el momento en que das a luz. (O antes)

Ojo, hay que diferenciar, sabemos que existen las críticas constructivas y las destructivas. Pero hay una delgada, por no decir invisible, linea que separa a unas de otras. Y cuando a familia se refiere, parece que todo vale si nos acogemos al dicho "Donde hay confianza, hay asco".

En mi opinión, y resumiendo un poco lo que recuerdo de aquel artículo: Nadie se libra. Esto no es una queja en nombre de todos los partidarios de la crianza natural, del apego, ni de la lactancia ni de nada. No, esto no es los del A contra los del B, como cuando íbamos al colegio. Esto es violencia gratuita, porque sí. Porque de esto todo el mundo puede opinar aunque no sepa, ya que al fin y al cabo, lo ves a diario y con eso ya vale para que alguien genere una opinión.

Prácticamente se trata de que si una madre dice que su hijo toma biberón se la critica porque lo mejor es dar el pecho. Si una madre da pecho, se critica porque lo mejor es el biberón, y si alguien da mixta, pues se la criticará por indecisa, digo yo. Y así con cada aspecto susceptible a ser debatido sin la intención de que ninguna de las partes ceda.

Habrá a quien esto le parezca exagerado, ya que al fin y al cabo, las críticas en nuestra sociedad están casi normalizadas y parece algo natural. Sin pararnos a pensar en que alguno de estos comentarios, puede caer en un momento poco afortunado en el que una madre, o padre, se sientan dolidos, vean afectada su confianza, su capacidad para discernir e incluso duden de su manera de actuar. Sobretodo si todo esto llega de parte de la familia o de los amigos más cercanos. Aquellos de los que ilusamente esperas mayor apoyo y comprensión. 

Y la mayoría de los días, que te digan que estás malcriando a tu hijo por darle teta cada vez que quiere, que se va a acostumbrar a los brazos, que teniéndole todo el día en la mochila nunca va a querer estar sólo, que nunca vas a sacarle de la cama si siempre duerme contigo, que a este niño le falta un buen cocido (o un mes a base de biberones vas a ver qué gordito se pondría).

La mayoría de los días, todos estos comentarios hasta pueden hacerte gracia, pero hay días, como hoy, días en los que te machacan durante horas repitiéndote una y otra vez que absolutamente todo lo estás haciendo mal, días en los que te cuestionas hasta tus propias creencias, días en los que ya no tienes voz ni fuerzas para seguir defendiéndote. 

sábado, 12 de marzo de 2016

Animales? Sí, gracias. Perros, gatos y bebés.

Si hay algo que pueda compararse con mi pasión por la maternidad es mi devoción por los animales. Desde pequeña resaltaba mi empatía hacia otras especies y hace ya bastantes años que colaboro activamente en distintas organizaciones de protección animal a la vez que me hice vegetariana.

No pretendo que todo el mundo haga igual que yo, pero en la medida de lo posible intento concienciar a la gente de los mitos y sobretodo las barbaridades que se cometen, la mayoría de las veces, por desconocimiento.

Podría enumerar cien casos que haya visto de cerca en los que al menos cien animales se han visto perjudicados por falsas creencias, miedos sinsentidos y otras razones ilógicas más. Hoy, sin ir más lejos, en un grupo local donde nos juntamos una vez a la semana para realizar actividades con los peques, uno de los padres ha confesado:

"Yo, al final sacrifiqué a mi gato por la presión social"

Se me ha encogido el corazón. Sin motivo aparente, simplemente porque personas ajenas a todo hayan opinado que convivir con ellos es un peligro, un ser inocente ha pagado con su vida. De veras, ¿Hasta dónde hemos llegado? ¿Tan superiores nos creemos?

Y ya no quiero entrar en el debate de qué clase de persona y qué ética tiene aquel veterinario que eutanasia a un animal sin padecer ninguna enfermedad, sólo alegando estos motivos.

Durante mi embarazo, me encargue de dejar claro en todas las revisiones que tengo animales, perra y gatos, y que yo soy la que se encarga de cuidar a estos últimos y así seguí haciendo, no tomé más precauciones adicionales que antes de estar embarazada, puesto que no considero que haya más medidas necesarias que tomar. 

La probabilidad de contagiarse por un gato de la toxoplasmosis es ínfima, tendrían que suceder una serie de "casualidades" poco probables una tras de otra:

1º- Que el gato sea portador de toxoplasmosis (por lo general, los gatos caseros, sin acceso al exterior tienen pocas probabilidades, ya que ellos se infectan por los roedores.)
2º- Que las heces (parasitadas) permaneciesen más de 24 horas en la bandeja
3º- Que tras este tiempo, nosotras entrásemos en contacto directo con las heces del gato (Ésto es, que las manipulásemos con las manos y después nos las llevásemos a la boca)

¿Sencillo? Sí, pero probable, poco. Por ello, todas las recomendaciones sobre deshacerse del gato durante el embarazo, que se encargue del cuidado otra persona durante esos meses, o simplemente que nos pongamos guantes y mascarillas para limpiar la bandeja, a mi parecer, están de más.

Sin embargo, la probabilidad de contagiarse de toxoplasmosis al comer carne cruda o verdura mal lavada es bastante alta.

Cuando volvimos a casa después de dar a luz todo el mundo en la familia estaba pendiente sobretodo de mi perra. Que no se acercase al bebé. Que no le huela, que no toque sus cosas.. Y aún a día de hoy, cuando vienen visitas a casa, ella, que actúa como protectora del pequeño, la gente la aparta, como si el resto del día nosotros tuviésemos al cachorro en una burbuja!!

Sinceramente, ya sin entrar en detalles de los beneficios comprobados que tiene el que los niños convivan desde pequeños con animales (por inmunidad y menor riesgo de desarrollar alergias), me parece algo precioso. La complicidad que tienen entre ellos, la protección que le brindan al pequeño y los valores que éste aprenderá poco a poco sobre respeto y amor hacia los demás, aunque no sean de tu especie, me parecen esenciales. 








miércoles, 9 de marzo de 2016

Apego, mamitis y lo mal que lo haces..

 
He ganado la medalla a la "Ilusa del año". Sí.. Ilusa por creer que poco a poco las cosas se iban a ir relajando, que las opiniones no pedidas iban a ir cesando progresivamente y que todo se volvería más armonioso a mi alrededor. Y no.

Pero para eso estamos aquí.

Desde que me quedé embarazada activé el modo "Grinch" al máximo. Me conozco, y por ello fui avisando de todo lo que no quería que sucediese, lo que me molestaba, y en definitiva intentando dejar claro a todo el mundo de la manera más correcta posible que si no he pedido una opinión es porque no me interesa. Pero parece ser que tengo que mejorar.

Y es que la sociedad en general sigue empeñada en creerse en el derecho de opinar, juzgar y dar consejos de crianza a los demás, como si se encontrasen en posesión de la verdad absoluta.

La situación es la siguiente: Bebé de 6 meses y medio, con lactancia materna exclusiva a demanda que ya devora come otras cosas y su cuidador principal es mamá. Por lo general, cuando quiere dormir, comer, se encuentra mal, se asusta o simplemente le apetece, pide teta. Además, a estas alturas, él se vale por sí sólo para llegar a ella sin ayuda si se encuentra en mis brazos por lo que casi se sirve él mismo.

Diagnóstico: Le estoy malcriando, así lo único que voy a conseguir es que sea totalmente dependiente y que tenga mamitis. No va a ser capaz de estar con otras personas y yo no voy a poder nunca hacer nada porque siempre estoy con él.

Resulta, que el responder a la llamada de mi bebé rápidamente, el no dejarle en la cuna sino que duerma conmigo, el portearle a diario y prácticamente de manera exclusiva desde que nació, y el ofrecerle el calor del pecho (que no sólo es alimento) me convierte en una "Ñoña", en una mala madre, en una "hippie extremista" y varios calificativos más. 

Y mi cachorro, por tanto, es un consentido, un llorón, un dependiente, un apegado, un manipulador e infinidad de etiquetas que ningún bebé debería tener.

No puedo explicar cuánto me ha cambiado la maternidad, sobretodo en la manera de pensar. Hace meses era incapaz de plantearme renunciar a trabajar por dedicarme casi en exclusividad a mi pequeño, y a día de hoy, simplemente saber que 2 días a la semana tengo irme unas 3 horas se me hace un mundo. 

Mucha gente ya me pregunta "¿Y has vuelto a trabajar? ¿No vas a hacerlo? ¿Pero no vas a llevarle a la guardería?" y algunos se permiten añadir la coletilla de "Pues todos el mundo lo hace, no vas a ser mejor madre por ello".

Correcto.

No soy mejor madre por ello, pero si soy más feliz así y creo que mi bebé también. Por ello en la medida de lo posible trato de hacer mi vida lo más acorde posible a mi manera de pensar. Y no me creo mejor por ello, ni considero a las demás madres peores.

Ninguna persona puede ni debe juzgar tu maternidad/paternidad, ya sean o no padres. Nadie debería creerse superior al instinto y sobretodo, nadie debe sentirse peor madre/padre por unas opiniones no pedidas.